Bajo el título “¿Cómo serán los autobuses del futuro en Madrid?”, el Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM) y la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) han organizado una mesa redonda en la XV edición de la Feria Internacional del Autobús y del Autocar (FIAA), en la que también ha participado Confebús, que ha contado con la moderación de Rafael Moneo, director del salón.

Alfonso Sánchez, director gerente de la EMT de Madrid, ha señalado que la empresa madrileña apuesta desde 2007 por la electrificación de sus vehículos, tecnología que, a lo largo de estos años, han conseguido perfeccionar gracias a la colaboración con los fabricantes. También están probando el hidrógeno y en 2030 esperan tener toda su flota con cero emisiones. Sobre la conducción autónoma, Sánchez ha destacado que “queda mucho recorrido” y ha reconocido que lo ve más factible en recintos controlados, donde la EMT ya está haciendo pruebas y donde ve importantes ahorros. Finalmente, ha hecho referencia a la importancia de la colaboración público-privada para mejorar la movilidad.

Pablo Rodríguez, director gerente del CRTM, ha explicado que en vehículos interurbanos se está yendo hacia etiquetas cero emisiones, pero la electrificación, en este caso, no es factible. También ha reconocido que el hidrógeno sería lo ideal, “pero es muy caro y hay poca producción, por lo que hay que seguir testando y elegir lo más rentable, tanto económica como ambientalmente”. Durante su intervención ha reclamado más apoyo por parte de la Administración, ya que, desde su punto de vista, “se ha perdido una gran oportunidad con los fondos Next Generation. Muchos proyectos presentados por empresas privadas, que nos hubieran acercado a modernizar la combustión, no se han aprobado”. Finalmente, ha destacado que el CRTM es un ejemplo de que la colaboración público privada funciona y que debe perdurar en el tiempo.

Por su parte, Rafael Barbadillo, presidente de Confebús, ha recalcado que el problema de la larga distancia es la falta de infraestructuras y las limitaciones tecnológicas para avanzar hacia la descarbonización. Desde su punto de vista, el hidrógeno no es rentable y ha puesto en el punto de mira una tecnología de transición: los combustibles sintéticos de cero emisiones. Su problema es el precio, por lo que ha destacado que la Administración podría valorar rebajar su fiscalidad. Considera que la tecnología va a cambiar la gestión del transporte, y ha puesto como ejemplo la Inteligencia Artificial, aliada para configurar servicios más eficientes, tanto para la empresa como para el usuario. Sobre el vehículo autónomo, Barbadillo señaló que acabará siendo una realidad, pero necesita una legislación específica. Finalmente, ha recalcado el éxito de la colaboración público-privada, gracias a la cual, “tenemos la flota más moderna de Europa y los usuarios más satisfechos de la UE”.